Última dictadura militar: el torturador y el torturado.


                A continuación, se analizaran la película “La historia oficial”, la obra de teatro “Las Islas” y el cuento de Mario Benedetti “Geografías”  desde una perspectiva en la que se refleje la relación entre el torturador autoritario y la víctima torturada, durante la última dictadura militar argentina.
                La encarnación del mal y del abuso de autoridad se encuentra presente en los tres casos tomados. En la película, esto es visto en el papel de Roberto, un militar, jefe de familia, quien decide adoptar una beba hija de desaparecidos. En la obra, en Tamerlán, un empresario con raíces alemanas que, lleno de ira por la desaparición de su hijo en Malvinas, atenta contra su otro hijo violándolo. En otra escena, es “Cuervo” quién confiesa haber violado durante el Proceso de Reorganización Nacional a una joven con la que luego se casó. En el cuento de Mario Benedetti son también los militares los encargados de violar a una detenida, Delia, reiteradas veces.
                La vulnerabilidad, el sufrimiento, la bronca, la impotencia y la angustia son solo unos pocos sentimientos que reflejan lo que sufrieron las personas castigadas por la dictadura. En el transcurso de “La historia oficial”, Ana, amiga de la esposa de Roberto le cuenta a ella su experiencia en el centro de detención en el que estuvo, expresando su dolor infinito. En “Las islas” es la mujer de Cuervo, Gloria,  quien se desahoga contando su terrible experiencia. Ella además quedó embarazada y tuvo dos hijas producto de las espantosas violaciones padecidas.  En el cuento, Delia es quien sufre los abusos por parte de los militares. Si bien ella no quiere contar en detalles su experiencia, manifiesta que la pasó muy mal.
                Finalmente ha quedado reflejado como se repiten los sentimientos fríos y hostiles en los personajes nombrados en primer lugar. Las víctimas tanto en la obra como en la película y en el cuento son mujeres inocentes que han sido completamente degradadas y humilladas. Sin embargo, ellas tres siguieron luchando una vez que la insaciable pesadilla terminó, no dándose nunca por vencidas. En memoria a mujeres como éstas y miles de víctimas más no se debe olvidar lo ocurrido en el país, para que en respeto a éstas personas y por el pueblo en general, éste gran genocidio jamás vuelva a ocurrir.  

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